lunes, 17 de junio de 2019

se nos viene el verano

 































 














 
Cobre de los chinos mil pavetes, en otros tiempos habría ido corriendo a las tiendas del rastro y me lo hubiera pulido to, en el momento, ahora tengo dudas, no se si dejar parte para las vacaciones, o si dejar para el hipotético viaje a Noruega, si dejarlo para arreglarme los dientes o si gastarlo todo, pero le quiero vender mis piolos viejos y los crampis al Pedro por 150 pero no me ha dicho nada... comprar los míos pero en versión del 2019, o comprar los viper de black diamond, porque los crio no se vende, para mí, que la marca ha dejado de existir comprar unos crampones linkx de petz, un arnés nuevo unos gatos nuevos, unos mosquetas de esos que tiene una rodamiento para que la cuerda pase mejor, y luego no sé si pillar material tornillo, friends… yo que sé y si luego no lo utilizo,,, yo que se...
Dicen que van a pedir receta para el ibuprofeno pues me van a matar porque día si día no lo consumo. que cabrones media España hecha polvo y a pedir bajas medicas, … el Dani se fue al mar rojo... y nosotros entre trabajo y comuniones no hacemos na últimamente eso si me compre el libro de alpinismo invernal de Maxi Murcia y el de sentimiento de la montaña de Eduardo Martinez de pisón en el retiro que estaba la feria del libro, que fuimos a dar una vuelta con el niño, los monopatines y luego les lleve a un mexicano a cenar... como le digo que México es donde nacimos… pues le encanto el sitio.. que por cierto ponen los burritos más grandes de Europa.. Buen desafío..

El otro día cuando volvíamos del Alba de Tormes y tener de nuevo que sujetarme porque los hijos de Rosa están aleccionados por el padre y cada vez que pisamos su pueblo se ponen como diablos que pena coño, llevamos a Alejandro a la plaza de las Ventas para que mi padre llevará a sus nietos a los toros a ver una de rejones, que no es que me haga mucha gracia el asunto pero como a él le hacía mucha ilusión había que hacerlo si o si. y la verdad que los dos cachondos se lo pasaron genial y eso que fue largo de narices de 7 a 9.30...

La verdad que últimamente que salimos a escalar, que este año, de los 3 o 4 últimos es cuando más estamos saliendo, vamos sin guía, a vista... recuperando la esencia de esto, aunque, así nos va, hacemos 3 vías y nos petamos... si señor nos fuimos al Vellón, el domingo un domingo que todavía aguantábamos sin achicharrarnos al sol, eso sí, más gente que en la guerra encontramos sitio en una explanada un poco más abajo del parquin de siempre, luego buscamos unas vías que estaban al principio a la sombra y asombrosamente estaba a nuestro alcance de grado, bueno las penamos… que eran rarunas, pero no había nadie en ellas, luego se animaron detrás de nosotros una pareja y el padre que era talludito pero apretaba el tío, las luchaba de narices, a nuestro lado un grupo de gente de un roco, la verdad que desde que hay rocos por todo lados el nivel de la gente que sale es espectacular, mucha gente metidas en 7... Había a nuestro lado una chica que la verdad no tenía ni pinta de escaladora pero que se marcó un 7b que lo flipas..., la verdad que está bien esto de que vayan igual de tíos que de tías a escalar, hay buen rollete, lo que no me gusta es que vaya tanto perro, esto de las mascotas se nos ha ido de las manos...

El. Grupete que estaba a nuestro lado haciendo la Nosferatu comentaban que había decotado muchas vías... No me jodas si lo que tenían que hacer es darles más grado porque del 2000 ahora se ha lavado la piedra una barbaridad. Si pasara por aquí Dani Andrada les iba a dar a todos unas collejas.

Pero lo mejor de todo fue la cerveza y el torrezno que nos tomamos en el bar que vamos siempre o íbamos siempre en Pedrezuela que le han dado una mejora de cojones y el torrezno espectacular, estuvimos echando la vista atrás y creemos que desde que tenía un par de meses Cristina la hija de Alfred y Tere no habíamos vuelto por aquí... se lo dijimos también a Cesar pero el hombre no está por la labor de no hacer nada que no está marcado en la agenda de niños. Una pena.

Pedrezuela es el pueblo de Cesar el del Smac, que desde que esta de jefe de recursos humanos en el ayuntamiento de San Fernando le veo poco, tenía que haber pegado un toque a ver si estaba por aquí, el otro día hablé con él fue si cumple nos invito al Pinocho que la familia de la mujer son los dueños, de la cadena pero no pudimos ir  teníamos comunión, en fin que dice que no saben si se va a constituir el ayuntamiento que hay un pifostio de cojones que hay 21 concejales y el que más concejales tiene es 6 a saber lo que tienen que hacer para gobernar.. Que desastre…

Es el tiempo que esperan los niños y el que más odiamos los padres porque no sabernos qué hacer con ellos.

Luego llegue a casa y Alejandro me tuvo en toda la solana jugando al futbol una hora y media y luego haciendo abdominales, hoy me duelen hasta las pestañas. 

También estuvimos viendo el domingo, un ratillo, el campeonato de España de halterofilia, que se disputaba en el poli de al lado donde vamos a jugar al fútbol el niño y yo.

Y el sábado hubo arte en la calles en el paseo Federico... completito todo.

Se nos mete el finde curso de los niños y la vacaciones, Alejandro ya cuenta los días, así va a ser complicado volver a coincidir hasta octubre la menos... una pena.

El viernes siguiente se vino mi tío a ver a mi padre, se vino realmente a por los nietos y llevárselos a Cabo Cope, pero se pasó a comer con mi padre, él cual se piro sin decir ni pio, así que se quedo con Oscar y conmigo tomando cañas, luego un arroz con bogavante, y luego nos dio un susto de cojones, lleva unos días tomándose una pastilla para el azúcar, y debe de ser que le dio un bajonazo que tuvo que echarse en la oficina una siesta y todo, bueno al final no hubo que llamar al samur ni nada. Con el cocimiento que llevaba, llame al Dani, y se vino al rastro conmigo, a gastarme la pasta al final me gaste más de lo que había estimado en los piolos, así que no compré mucho más, tres parabolts para acabar lo de Bece, el sujeta piolos que está de moda ahora en vez de las dragoneras, eso si una juerga que tuvimos con el de la casa de la montaña que ahora no sé cómo se llama la tienda... que mereció la pena soltar más pasta... eso si al final unos Quart como los mios en versión 2019 en cuanto los tuve en mis manos se que eran los míos… luego nos fuimos al mercado de la latina a tomar unas birras, así que enfadon de la Ana, por llegar tarde y cocido. pero se la pasó pronto, así que el sábado, como se vino abajo el plan de ir a chalet de Manolo y lo de acabar las vías en bece... después de la asociación nos fuimos para el pantano San Juan, vimos el bosque encantado que está muy chulo pero coño un poco caro, después nos fuimos para Pelayos de la presa y echamos allí la tarde y la noche, muy sorprendente que no vimos casi nadie de gente y ningún sudamericano la ultima vez que estuve yo por aquí fue con Esther y Chosi de pareja y mi primo Miguel de Bilbao, estaba plagadito... y el domingo nos fuimos para San Martin a escalar, que no habíamos vueltos desde hace tiempo un año por estas fechas donde el Carlitos celebro su cumple en la pisci de Santamaría del Tiétar, creo y luego por la noche nos subimos a dormir Cesar, Elena y Marcos, Ana y yo y Alejandro donde la ermita para luego escalar, creo que nisiquiera teníamos la furgo grande todavía…y Alejandro hizo su primer vivac…Se vino Pedro y estuvimos dándole en el mirador de los románticos decían que era esa zona un grupete que estaba a nuestra izquierda, porque de nuevo nos vinimos sin guía… y nos acercamos a donde ellos había dejado libre, al pasar Pedro el primero se le cruzó una víbora de cojones, que en el bosque encantado vimos nosotros otra bebiendo agua, debe de ser las fechas donde se desperezan porque en Chagarcia por estas fechas también vemos alguna por las calles…no es que escaláramos mucho, sobre todo gracias a la hora que era el calor y al colega que escalo con nosotros que se metió en un berenjenal que temimos por él y todo, en fin… allí la verdad que nos hicimos una vía mazo, pero mazo de guapa súper alpina, con espolón, luego chimenea, muy curiosa y aérea, de 35 metros. La verdad que me quedaron los 3 últimos metros por hacer, me da igual me encanto. Se nos acoplo un chavalito que llevaba 5 años sin escalar pero el tío estaba mazo fuerte cuando lo dejo iba por 7a. y estuvo un rato escalando se metió en una vía y por querer quedar bien se metió en un marrón que tuvo que hacer un mix de 3 vías diferentes con un riesgo de cojones... en fin la juventud... y después cuando ya apretaba el sol de nos bajamos a las playas a que los niños se bañaras, el Alfred al final no vino y se fue con la Tere en busca de pozas, que es lo que más le gusta a Alfred. 

Nos cuenta Pati Blasco:

A veces me siento tan ligera que pienso que realmente no tengo edad.

Otras me pesan las ausencias, y todas las vidas que ya no serán ¿de verdad que no podré flotar por el espacio? Me consuelo sintiendo que miro las estrellas con la misma intensidad de siempre, igual que disfruto como cuando era niña de la belleza del verde tras los días de lluvia.

Si me preguntas por mi viaje tendría que confesar que lo he olvidado casi todo. Pero que a veces un olor me trasporta a su casa, una canción a aquella noche juntas, un trueno a todos los paisajes, y un soplo a la piel de gallina.

Diría que ahora no necesito dividir el mundo en buenos y malos, o mujeres y hombres o tú y yo… los besos me sacian más que nunca.

Puedo pedir el sexo que deseo, sin miedo a que un posible no me despedace.

El viaje… vivirlo… plenamente…intensamente… agradeciendo esta carretera que sigue su rumbo incierto y misterioso y que se agrieta y que le crecen yerbajos y que tiene cuestas y profundos socavones ¡y ese horizonte allá a lo lejos y esas nubes que esconden un posible arcoíris!

Aceptar el deterioro sigue siendo una de mis asignaturas pendientes. Sigo mirando pasar el tiempo en mí con cierto recelo, sobre todo los pechos caídos que me dicen que algo baja y baja, sin dramatismos, con la sorpresa de que posiblemente es un movimiento que solo va en una dirección.

Comprender que soy una ola pero formo parte del mar.

Y me gusta la sensación de que no hay suelo, porque le da la razón a mi alfombra voladora.

Los miedos más arraigados ahí siguen, dando guerra, pero a veces consigo reírme con ellos, o plantarles cara o, mandarlos a tomar por culo… ya nos conocemos y sé que no vienen para quedarse.

Echo de menos la autonomía que te da estar sola. Y agradezco cada día los seres que tengo a mi cuidado. Sus llegadas me colocaron en un nuevo lugar, y me regalaron la pureza de un nuevo comienzo. Y su respiración profunda regula todas mis bocanadas.

Ya no intento responder todas las preguntas. En esencia es porque lo que me interesa es qué me estoy preguntando.

Y disfruto más que nunca de este invierno de cueva y ostracismo. Espero las flores sin ansiedad y con tremenda esperanza.

Hay algo dentro que me dice que sí, que he cambiado, que aquella ya no volverá… y me fascina encontrarme con ella en las esquinas de mi alma, confiando en que fue quien necesitó ser. La miro con cariño, condescendencia y cierta admiración. Las manos manchadas de magnesio, y solo necesitar gasolina, espaguetis y buena compañía ¿Sería capaz de bailar hasta el amanecer? Seguro que con esos zapatos no.

Comprender que si cada cual mira desde su naturaleza y desde su vivencia no puede haber unas gafas que valgan para todos.

Si hago recuento del tiempo me doy cuenta de que ¿A lo mejor solo somos paisajes, sabores, olores, música? Me sigue sorprendiendo que los árboles en primavera suenen como una tormenta de verano. Y que estés a mi lado, acompañando mi absurdo… tu piel… mi compañera. Y el sabor del café.

Sigo mitificando mi escenario preferido: casa con ruedas galeón rodante. Ventanas que cambian según el paisaje, el aparcamiento, el tiempo o la mirada de dentro y de fuera.

Sigo buscando los mismos ojos al otro lado de mi cuerda, son pocos pero llevan ahí desde hace tiempo acompañando mi ascender y mi caer. Dándome aliento y alas. Conversación y consuelo… hay ojos nuevos, que poco a poco van haciendo de esa cuerda un tejido que crece y que se enreda. Un sutil mapa que compone gran parte de mi pequeño mundo.

Formar parte y sentirme una extraterrestre a la vez. Las raíces que quedaron allá. Las que aquí dejo crecer. La memoria de los rincones que nos conectan con versiones a las que también queremos mucho. Familia, amistades antiguas: esa poca gente que sabe cómo somos y aún así nos quiere.

He conseguido deambular por la noche sin aprensión. Disfrutando de la soledad del búho que siempre fui. Apreciar ese otro mundo de mariposas nocturnas y gatos callejeros.

Por nada me perdería este cielo plagado de estrellas que parecen brillar ahora solo para mis ojos.

Tocar la roca … menos de lo que desearía… El tacto… pego mi mejilla y siento que esto soy yo y entonces me echo de menos.

Tengo miles de secuencias, pero pocas en las que no salgas tú.

Y es tan tenue aquello que me hace vibrar que pienso que quizá se quedan demasiadas joyas en los flecos del vestido. Y cuánto me gusta que los mueva el viento.

Determinar una línea puede limitar. Anhelo curvas, no busco soluciones, ni curación, ni recetas… solo abarcar la sutil complejidad de este viaje… transformador. Ya no quiero que no cambie. Quiero seguir con la curiosidad intacta, hasta ser aquella mariposa.

Y ojalá que el viaje sea bien largo, y ojalá me deje traspasar por él.

y nos cuentas desde el periódico español:
Las esperas en medio de esa encrucijada pueden durar horas. "No todo vale por hacerse un selfie, se están cargando el alpinismo", denuncian expertos. 


3 junio, 2019 18:59

"Más de 200 montañeros intentaron coronar la cima del Everest (8.848 metros) y dejaron una fotografía que pasará a la historia por mostrar el atasco más alto del mundo". Así era como describían hace unos días la instantánea que se hizo viral en el pico más alto del Planeta Tierra y que, tal vez, piensen se corresponde con la que ilustra este reportaje. Pero lo cierto es que esta foto no escenifica el atasco humano más alto del mundo, sino el de España, a 3.400 metros sobre el nivel del mar, en los últimos y vertiginosos 40 metros que hay que escalar antes de alcanzar el pico del Aneto, en el Pirineo aragonés.

Esta imagen se repite verano tras verano, al igual que en la mayor cumbre del Himalaya: colas infinitas de montañeros, o de aquellos que dicen serlo, esquís al hombro y bastones en mano, esperando para coronar la cima, en un estrecho y resbaladizo cortado, con la muerte avisando a ambos lados. Si bien, la última mafisicación en el Aneto se advirtió este mismo sábado, aprovechando, tal vez, un día totalmente veraniego. Cuando el montañero Txetsu Ubieta llegó al último tramo para tocar la cima, se dio de bruces con esta foto y con una hora de espera para llegar a ella. 

Poco después, otro alpinista compartía las imágenes en una red social, donde se podía advertir un paralelismo claro entre lo que ocurre en el Everest y el Aneto. "Mucho se ha hablado estos días pasados de los atascos en el Everest, pero el problema de la masificación en montañas emblemáticas es generalizado. En las imágenes, el tramo final del Aneto el sábado. Una hora de espera en el paso de Mahoma", afirmó el montañero. 
La explicación de tan peculiar y, al mismo tiempo, temerosa foto no es otra que la turistificación. La montaña dio la bienvenida a este fenómeno del afán por el turismo hace unos años, aunque no de la mejor forma. El hecho de que los turistas hayan pasado de recorrer ciudades a hacer alpinismo del más alto nivel, sin cambiar hábito alguno, solo puede significar algo: más peligro, accidentes y mortalidad. 
"Disfrutar de la montaña requiere conocer el terreno, tener ciertas habilidades. No todo vale por el hecho de conseguir un selfie, al final se están cargando el alpinismo", cuenta a EL ESPAÑOL el responsable del Comité de Seguridad de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), Alberto Ayora. Y es que subir al Everest o al Aneto no es lo mismo que caminar por Manhattan o Central Park. 

Como si fuera el metro

Aquel día, en el que la foto del pico más alto del mundo se viralizó, dos montañeros —o turistas—, un estadounidense y una india, fallecieron cuando intentaban alcanzar la cima, en ese peligroso tramo lleno de nieve. Según explicó el jefe de la expedición, el gran número de personas que se encontraban en la montaña les retrasó y eso provocó la muerte de ambos. Para llegar a la cumbre, había que esperar más de dos horas a ocho mil metros de altura y en medio de una encrucijada. El desenlace fatal parecía inevitable. 

La aglomeración en el Everest, el 22 de mayo. Nirmal Purja

"Si el día que hice cima en el Everest llego a encontrar más cola que en el metro, me doy la vuelta", dijo el montañero español Albert Bosch. Tal vez la opción más sensata, pues sí aún viendo tal cola, prosigues, un traspié, un empujón o simplemente un desprendimiento por tal masificación pueden terminar en lo peor. De hecho, el problema no es solo que exista tal muchedumbre en tan inhóspito lugar, sino que también se maltrate y se destruya un entorno protegido. 

Sin ir más lejos, ese escenario se repite casi de manera exacta en los últimos 40 metros antes de tocar cima en el Aneto, una zona denominada el Puente de Mahoma. El paso es corto, pero entraña gran cantidad de peligros: la verticalidad de la caída, la estrechez del paso, el vértigo, los resbalones en la nieve... Aún así, durante el verano han llegado a formarse colas de hasta 240 personas, contando además que mientras los montañeros transitan ese sendero blanco unos suben y otros bajan. Lo que en un día normal se recorría en dos minutos, el ansía del turismo lo ha convertido en una espera de horas que, en muchos casos, han terminado por ser accidentales y mortales. 

Los datos hablan por si solos. En los últimos seis años, únicamente en el Aneto, el Servicio de Montaña de la Guardia Civil ha rescatado a 281 personas, entre ellas el 54% fueron heridos, un 41% resultaron ilesos y el 5% fallecidos. La mayoría de los rescates (66%) se produjeron en verano —¿acabo hay mejor plan que subir el Aneto un día soleado?— y en prácticamente ningún caso los montañeros estaban entrenados para ello o habituados a ascender grandes cimas. No basta con calzarse unas botas y llevar una cuerda. 

con mocasines para alcanzar el pico más elevado de los Pirineos, quitarse los calcetines estando solo en la montaña o intentar atravesar nieves perpetuas con una camisa son solo algunas de las situaciones que la Guardia Civil se encontró en sus rescates durante el año 2015, por ejemplo. Aunque suene a broma, pasa y cada vez más. Y lo peor no es que las personas actúen de manera negligente, sino que eso puede poner también en peligro la vida de quienes nos rescatan. 

El problema, si bien, no es solo de quien decide irse de excursión a miles de metros de altura. Si han elegido ese lugar es porque alguien les ha animado a ir o lo han visto publicitado en algún sitio. "Desde la Administración se estimula ir a hacer deporte a los sitios más emblemáticos, se mejora la accesibilidad para visitarlos, pero eso no va paralelo a campañas de formación y seguridad a la montaña", cuenta Ayora. Más accesibilidad, más accidentalidad. 

¿La solución? "Alejar de la montaña al público en general, que los refugios estén lejos, que subir un tres mil suponga un esfuerzo; piensan que es lo más de lo más, así es el ego del ser humano, ya no se valora ni siquiera subir al Everest", apunta el responsable de Seguridad de la FEDME. 

Si bien, la turistificación no es lo único mal de la montaña, también todo lo que los humanos dejan allí: basura. El lunes pasado una docena de experimentados escaladores sherpas completó la mayor campaña de limpieza en el Everest hasta el momento. Un operativo promovido por el Gobierno de Nepal, iniciado a mediados de abril y en el que se recogieron un total de 11 toneladas de desperdicios. 
En el Aneto por el momento no hay campaña, pero además de la basura que los montañeros urbanitas dejan allí, políticos de la zona como el alcalde de Benasque, Ignacio Abadías, también han mostrado en más de una ocasión su descontento con la colocación de "símbolos de toda índole" en la cumbre más alta del Pirineo, algo que solo "evidencia una falta de respeto". Y es que, al final, la montaña ha acabado sirviendo para todo, menos para disfrutar de la naturaleza. 

Los leridanos, Carla Vigo, de 25 años, y Gerard Subrá, de 33 años, saben bien de lo que habla el alcalde oscense. Pues ambos, en el primer aniversario del referéndum ilegal de independencia, el 1 de octubre de 2018, no tuvieron otra ocurrencia que subir los 3.404 metros del Aneto y una vez allí, pintar de amarillo la gran cruz de cuatro metros de aluminio que corona la cima. 

En la imagen que esta aficionada del patinaje artístico colgó en su perfil de Instagram, se la ve bien abrigada, con la cabeza cubierta por un casco blanco y sonriendo. Y añade con texto en la misma: "cup.pable" (un juego entre la palabra culpable y la CUP). Aunque no se ve en la captura, con la ayuda de su amigo, guía de montaña y organizador de eventos deportivos, al símbolo de Aragón y de la Virgen del Pilar también añadieron un puñado de lazos amarillos. Poco hizo falta para que la foto y la frase incriminatoria se propagasen como la pólvora por las redes sociales y generasen una ola de indignación en Aragón, sobre todo entre los aficionados al montañismo. 

Al día siguiente, los dos se presentaron voluntariamente ante la Guardia Civil de Benasque para negar su autoría. Según explicaron, cuando llegaron allí, sobre las 11.00 horas, la cruz ya estaba teñida de amarillo y solo se tomaron las fotos para hacer una gracia. Apenas habían estado tres minutos en la cima, tiempo insuficiente para rociar con spray el inmenso símbolo católico. El relato, no obstante, no terminó siendo muy creíble para los agentes. La cuestión es que si finalmente optaran por no creerles, los dos jóvenes podrían enfrentarse a una multa y a un máximo de tres años de cárcel por un delito de daños cualificado por afectar a un bien de dominio público. 

Lo cierto es que esta ocasión no era la primera vez que Aragón, y en concreto el pico pirenaico, eran el blanco del expansionismo catalán. TV3 y algunos libros de texto han descrito al Aneto como el pico más alto de los denominados Países Catalanes. Incluso hasta el expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, subió en 1999 hasta la cima para convocar las elecciones autonómicas desde allí.

Y no solo eso, sino que la comitiva, antes de llegar a la cima, hizo una acampada ilegal en un paraje protegido junto al lado de Coronas, en el parque natural de Possets-Maladeta. Algo prohibido en todo el recinto y por lo que podría haber sido sancionado con una multa de entre 10.000 y 500.000 pesetas, , si finalmente alguien hubiese denunciado, pues el Gobierno de Aragón no podía actuar de oficio, según reveló en aquel año el Ejecutivo. 

La primera vez que una persona logró alcanzar el pico más alto de los Pirineos fue en 1842, un antiguo oficial ruso de nombre Platon de Tchihatcheff fue quien capitaneó la expedición. En el caso del Everest, fueron el neozelandés Edmund Hillary y el nepalí Tenzing Norgay quienes llegaron a donde ningún otro hombre había llegado en 1953. Turistificación, toneladas de basura, reclamos ideológicos... Ay, si Hillary o de Tchihatcheff levantarán la cabeza...